Creía que era demasiado simple, hasta que vi que justo por eso es tan eficaz.

No confiaba en que algo así me ayudara con el móvil, pero en una semana mi concentración mejoró.

Siempre decía ‘solo 5 minutos más’, hasta que vi que con Shush ya no caigo en esa trampa.

Pensaba que iba a ser un capricho, hasta que noté que duermo antes y mejor.

Creí que solo lo usaría de vez en cuando, pero terminó siendo parte de mi rutina diaria.

Dudaba de si funcionaría en época de exámenes, pero me ha dado la disciplina que me faltaba.

Pensaba que no podía dejar de revisar redes, hasta que vi que con Shush de verdad tengo ratos sin pantalla.

Tenía la impresión de que iba a usarlo poco, hasta que lo probé en el trabajo y ya no quiero estar sin él.

Nunca imaginé que algo tan pequeño me ayudara tanto a concentrarme. Ahora estudio sin mirar el móvil cada 5 minutos.

Al principio creía que sería como cualquier app de bloqueo, pero vi que al ser físico no me puedo hacer trampas.

Lo activo al entrar en la biblioteca, y discipliné mi rutina en una semana. Lo recomendaría sin dudar.

Lo activo al entrar en la biblioteca, y paso el rato de verdad con mi familia. El diseño se siente premium.

Cuando cocino lo activo y no reviso redes, y ya no me interrumpen las notificaciones tontas. El dispositivo es pequeño y discreto.

En la oficina me ayuda a entrar en ‘flow’, y tengo menos ansiedad por estar ‘siempre conectado’. Lo volvería a comprar.

En clase lo uso para no caer en WhatsApp, y me acuesto con la cabeza más despejada. Ahora controlo yo al móvil y no al revés.